Una vez encendí una vela,
era solo una, común y corriente.
Blanca por fuera, y por dentro
de color del fuego.
La encendí para ver, pero
de ver no había necesidad,
pero porque no abria
los ojos que para ver tenía.
Y la luz invadió el cuarto,
las sombras tomaron vida.
Era solo una vela, solo una
pero podia ver, veia, al fin.
Y esa vela se apagó,
se consumió su vida de vela,
no brilló más, oscureció.
Pero esa noche alguien más vio
O eso creo yo, porque al dia
siguiente, vi otras velas
que se encendian, y sentía
que de nuevo veia.
Y todo el tiempo escuchaba
como la gente se asombraba
o se asomaba, para ver
las casas con velas encendidas,
y se apagaban, otras resplandecian.
Y el tiempo pasaba, y yo
envejecia, y como la primera,
como esa primera vela
me consumia, lentamente
hasta que me apagué.
pero las velas se siguen prendiendo
y por supuesto tambien se apagan.
Y hoy espero que mi cuerpo,
bajo la tierra húmeda,
alimente a las velas que
que vendrán…
Que será de esas velas?
Quizá ya no se extingan
y brillen para siempre,
como esa primera vela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario